Nueva Acrópolis

¿QUIENES SOMOS?

Somos una Organización internacional sin fines de lucro conformada por voluntarios que promueven el desarrollo y la mejora del ser humano y de su entorno a través de una educación integral, basada en la Filosofía, Cultura y Voluntariado. Fue fundada en 1957 en Buenos Aires (Argentina) por el profesor, filosofo e historiador Jorge Ángel Livraga Rizzi (1930-1991). Organización Internacional Nueva Acrópolis (OINA) se sustenta a través de sus tres principios fundacionales.

FRATERNIDAD

Promover un ideal de fraternidad basado en el respeto a la dignidad humana, más allá de las diferencias, de sexo, culturales, religiones, sociales, etc. Este ideal de fraternidad halla su fortaleza en lo que nos une, más que en lo que nos separa. Se afirma en el reconocimiento, protección y garantía de los valores universales que, fomentando la diversidad, trascienden los propios usos y costumbres locales y confluyen en principios éticos comunes, inherentes a la dignidad de todo ser humano.

CONOCIMIENTO

Fomentar el amor a la sabiduría, a través del estudio comparado de filosofías, religiones, ciencias y artes, para promover el conocimiento del ser humano, de la Naturaleza y el Universo. El amor a la verdad y el conocimiento parten de una legítima aspiración por desarrollar el propio discernimiento para la mejor comprensión del mundo y de uno mismo. Entendemos las filosofías como un eje que relaciona las diferentes facetas y vertientes del conocimiento humano. La filosofía, puede unir las fuentes del pasado y el presente en esa visión global, amplia e integradora, transformándose en un verdadero motor de progreso, que busque profundizar en sus finalidades y aunar todos los aspectos del saber y de la experiencia. 

DESARROLLO HUMANO

Desarrollar lo mejor del ser humano, promoviendo su realización, como individuo y como miembro activo de la sociedad. Actuar en armonía con la Naturaleza para mejorar el mundo. Nuestro trabajo redunda en mejores individuos que den sostenibilidad al desarrollo social. El ser humano guarda en sí mismo un enorme potencial latente. Conocerlo y desarrollarlo es uno de los pilares fundamentales de la propia vida y una fuente de satisfacción perdurable. Un desarrollo equilibrado y global de uno mismo, la realización de las mejores cualidades y valores de nuestra naturaleza humana, son la base sólida que permite un mundo mejor.